Bajo la lupa: “Infraestructuras educativas y unidades técnicas territoriales”
El laberinto administrativo de la educación valenciana: Ineficacia en la gestión de infraestructuras y el colapso del Plan Edificant y las unidades técnicas territoriales
La Dirección General de infraestructuras educativas en el ojo del huracán
La gestión de las infraestructuras educativas en
la Comunitat Valenciana, una tarea fundamental para el correcto funcionamiento
del sistema escolar, se ha convertido en un campo de batalla de la política y
un símbolo de ineficacia administrativa. En el centro de esta tormenta se
encuentra la Dirección General de Infraestructuras Educativas (DGIE) y sus
unidades técnicas territoriales, cuyas responsabilidades van desde la
planificación y construcción de nuevos centros hasta la reforma y el
mantenimiento de los existentes. El presente artículo profundiza en los motivos
que han llevado a esta situación de parálisis, examinando dos de sus
manifestaciones más críticas: el Plan Edificant y la gestión de la emergencia
tras la DANA de 2024.
El Plan Edificant, un programa de colaboración
entre la Generalitat y los ayuntamientos, ha sido un punto de fricción
constante desde el cambio de gobierno. Por otro lado, la catástrofe de la DANA
expuso las debilidades estructurales de la respuesta administrativa, con
retrasos, falta de transparencia y, en el peor de los casos, graves fallos de
seguridad que han cobrado un precio humano. A través de estos dos ejes, este
artículo argumenta que la DGIE y sus unidades dependientes no solo han
enfrentado desafíos técnicos, sino que se han visto paralizadas por una
incesante guerra de narrativas políticas, que ha mermado su capacidad para
operar con la eficacia que la comunidad educativa requiere, sin tener en cuenta
la calidad del personal adscrito a estos servicios.
La controversia
del Plan Edificant: De la promesa de colaboración a la guerra política
El Plan Edificant, concebido para acelerar la
construcción y mejora de centros educativos mediante la delegación de
competencias a los ayuntamientos, se ha visto sumido en un intenso conflicto
político.
Un "fracaso
total": La narrativa de la nueva administración
La nueva administración del Consell, liderada por
el Partido Popular y Vox, ha calificado el Plan Edificant como un "fracaso
total" heredado del gobierno anterior. Según el Conseller de Educación,
José Antonio Rovira, el plan fue presupuestado de manera deficiente, "a
ojo de buen cubero", lo que ha llevado a los ayuntamientos a solicitar
incrementos presupuestarios superiores al 50%. El presidente Carlos Mazón ha
llegado a afirmar que el 80% del plan de construcción "está por
hacer". En esta línea, el gobierno ha sostenido que no ha paralizado
ninguna obra, sino que ha solicitado información a los ayuntamientos que no han
comunicado avances en un año para evitar que el "dinero esté parado sin
utilizar".
Además, la DGIE ha justificado su inacción en la
ampliación del plan, firmada por el gobierno anterior, alegando que un informe
de la Abogacía de la Generalitat la consideraba "ilegal". Esta
postura ha enmarcado la gestión actual no como una parálisis, sino como una
corrección de las supuestas irregularidades y una optimización de los recursos.
La paralización
como estrategia: La visión de la oposición y la comunidad educativa
La oposición política y las asociaciones de
familias, por su parte, han acusado al actual Consell de utilizar el Plan
Edificant como una herramienta de confrontación ideológica. El PSPV ha
denunciado la "intención de acabar con el Plan Edificant" y ha
alertado sobre el "regreso de los barracones y de Ciegsa", en una
clara alusión a la gestión del PP en infraestructuras educativas en el pasado.
Compromís ha criticado que la promesa electoral de Mazón de finalizar el 100%
del plan en dos años no se está cumpliendo, señalando "un año y medio de
parálisis" en las obras.
La Confederación de AMPA Gonzalo Anaya ha sido
una de las voces más críticas, denunciando "recortes económicos" que
han supuesto la pérdida de aproximadamente 160 millones de euros en
inversiones. La entidad ha exigido la recuperación del plan y ha reclamado la
finalización de 43 obras de construcción y mejora de centros en 22 municipios,
muchas de ellas paralizadas por la falta de autorización para afrontar los
incrementos de la inflación. La movilización de la comunidad educativa contra
la paralización del plan demuestra que la
inacción de la DGIE no es percibida como una simple cuestión técnica, sino como
un "ataque a la educación pública".
La
respuesta a la DANA: Retrasos y falta de transparencia
La gestión de la crisis provocada por la DANA del
29 de octubre de 2024 ha sido otro claro ejemplo de la ineficacia de la Dirección General de Infraestructuras Educativas y
sus unidades técnicas.
Las secuelas de
la catástrofe y la inacción administrativa
La DANA afectó a 115 centros educativos en la
provincia de Valencia, de los cuales ocho requirieron una reconstrucción
completa. Siete meses después del suceso, miles de estudiantes seguían sin un
rastro de normalidad, con retrasos considerables en la instalación de aulas
provisionales. Padres y sindicatos han denunciado la "falta de
transparencia y la ausencia de compromisos públicos" por parte de la
Conselleria, lo que ha generado "desgaste emocional, ansiedad y
estrés" en el profesorado. Un ejemplo de estos retrasos es el de un
colegio en el que las aulas provisionales, que debían estar listas para las
vacaciones de Pascua o antes de fin de curso, aún no se habían instalado en el
mes de junio, lo que impedía incluso impartir clases de Educación Física por la
falta de patio.
La crisis se agravó con el trágico accidente en
el que un operario falleció mientras realizaba tareas de limpieza en el colegio
Lluís Vives de Massanassa. A raíz del suceso, la Inspección de Trabajo reprochó
a la Generalitat "deficiencias en seguridad y salud" y la propia
Conselleria de Educación reconoció que no había revisado la Evaluación de
Riesgos del centro, un "instrumento esencial" para la prevención.
La
"paradoja de la culpa" y la respuesta defensiva de la Conselleria
Ante las críticas, el Conseller Rovira ha
defendido que su departamento ha destinado 26 millones de euros a las
reparaciones y que las obras se han visto retrasadas por una "escasez de
mano de obra y la falta de materiales". Sin embargo, en lugar de ofrecer
un plan de acción claro, la administración ha optado por una estrategia de
"defensa y contraataque". Rovira comparó la gestión actual con la de
la DANA de 2019, afirmando que el gobierno anterior no solicitó certificados de
higienización ni de salubridad para reabrir los centros educativos.
Esta "paradoja de la culpa" donde la administración actual justifica sus deficiencias señalando los supuestos errores de sus predecesores ha impedido una gestión eficiente de la crisis. La falta de un plan concreto para la reconstrucción de las escuelas afectadas ha obligado a la Diputación de Valencia a ofrecer ayudas a los ayuntamientos para que puedan contratar personal técnico, reconociendo así la incapacidad de las unidades técnicas de la propia Conselleria para gestionar y tramitar los expedientes necesarios para las obras. (se debe hacer hincapié en la calidad técnica del personal adscrito, y preguntarnos si es el más adecuado o no) Este hecho pone de manifiesto una desconexión entre la dirección central y la realidad del terreno, donde la lentitud administrativa y la falta de personal competente se han convertido en un obstáculo para la recuperación.
Conclusiones:
El coste
de la inestabilidad en la gestión de las infraestructuras educativas
El
análisis del funcionamiento de la Dirección General de Infraestructuras
Educativas y sus unidades técnicas revela un patrón de ineficacia sistémica.
La inestabilidad política se ha filtrado en la gestión administrativa, transformando
dos áreas críticas la planificación a largo plazo de las infraestructuras y la
respuesta a emergencias en focos de conflicto.
La politización de la gestión ha llevado a una
parálisis de proyectos vitales como el Plan Edificant, perjudicando la
planificación de los ayuntamientos y privando a miles de estudiantes de las
mejoras necesarias en sus centros. Asimismo, la respuesta a la DANA ha sido un
claro fracaso, caracterizado por retrasos y una falta de transparencia que ha
generado una gran ansiedad en las comunidades educativas. La propia Conselleria
ha admitido negligencias en seguridad y la necesidad de ayuda externa para las
tareas que deberían haber sido gestionadas por sus propias unidades técnicas.
En última instancia, la falta de una visión
administrativa sólida y no partidista ha convertido a la Dirección General de
Infraestructuras Educativas en un canal para el conflicto político, lo que ha
resultado en una gestión ineficaz, una erosión de la confianza y, lo que es más
importante, un perjuicio directo para la calidad y la seguridad de la educación
pública en la Comunitat Valenciana.
Juan Manuel Sánchez Eugenio
Ingeniero Industrial–Ingeniero de Materiales e Ingeniero Técnico
Industrial especialidad electricidad/electrónica
Profesor de Educación
Secundaria, especialidad de Sistemas Electrotécnicos y Automáticos
Profesor asociado del Área de Proyectos
del Departamento de Ingeniería Mecánica y Energía–Escuela Politécnica Superior de
Elche–Universidad Miguel Hernández
Asesor del ámbito CTEM
(Científico, Tecnológico, Ingeniería y Matemáticas) en el CEFIRE Territorial de Elche
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